viernes, 28 de agosto de 2009

Perdiendo el tiempo III


Horas...
Horas...

Horas..!
Malditas!
¿ Por qué no pasan como antes ? Rápidas, sin mirar atrás, veloces sin compasión!
¿ Por qué ?
Parece que el haber disfrutado de ellas en un tiempo anterior conlleva querer que pasen rápidas en el posterior.

Malditas!

Maldito brazo controlado por la mente, que mueve la mano y hace bailar los dedos hacia ese medio de comunicación que te separa ahora en el siglo XXI del mundo. Malditos números, malditas letras que hacen alusión al nombre del tiempo. Maldita cabeza pasiva, que hace que mis dédos ávidos e impacientes cojan el teléfono y busquen su número, o que por activa tomen la iniciativa y de carrerilla tecleen en un segundo los nueve dígitos seguidos. Maldita mente que tras haber visto surcar los movimientos ordena que no lo haga, que no lleve a cabo ese acto tan fracasado ya sin destino.

Y todo en lo que podía pensar en estos momentos era en las veces en las que había suplicado silenciosa de sí el ser dejada sola, sin ninguna palabra que desconcentrase su ardua tarea de olvidarlo todo, sabiendo que en algún momento algo rompería todo eso, y el círculo volvería a rodar. Pero ahora, cuando por fin tenía eso que antes tanto buscaba, ahora.. ahora no deseaba más que ser interrumpida, con un simple hola, con un simple punto que acercase de nuevo los kilómetros mentales de distancia, y lo más probable, físicos.
Las tierras se levantarían entre las miradas, las carreteras cruzarían todos los puntos y ya nada ni nadie retomaría aquello que un día hubo, nadie. Bien por la inutilidad de las mentes de actuar como realmente sienten, bien por la estupidez del corazón, orgulloso y dolido, ciego de ira o rencor. Quien sabe qué sería lo que ocurriría, cuál de todas ganaría, pero el destino final sería el mismo, y ella sólo quería sentir que pese a querer olvidarlo todo, su corazón sabía que le costaría una eternidad hacerlo, porque el tema a olvidar había estado tanto tiempo, que había formado parte de su vida, ya era parte de si misma aquella forma de vida entre dos personas, entre gritos, lloros, lágrimas. Entre derroches de energía positiva y negativa, entre espectativas muertas, entre tantas cosas, entre dos.

Ahora lo único que le separaba de su mundo era la duda de interrumpirle la árdua tarea de olvidarla. Ella no quería romper eso, no quería entrometerse, por mucho que desease que volvieran a entrometerse en su deber de olvidar.
Ahora ya no quería seguir siendo egoísta en ese aspecto.. Y lo haría por las muchas veces que le había incriminado que no le dejaba olvidarle. Ahora sería ella la que le dejase olvidar, porque el silencio es lo que le decía, simplemente eso. Silencio.
Publicado por Emociones del corazón |  
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"El final es el principio del camino, encontrarlo sólo conlleva seguir caminando por el sendero que lo termina." Me...